Mujeres ilusionadas

Las Muchas. Creació, interpretació: Mariantònia Oliver. Imatges: Cecilia Molano. Música: Santiago Latorre, Paolo Conte i Dalida. Espai Lumínic: Manu Martínez. Ajundants de producció i direcció: Jaume Manresa, Aina Pascual i Ingrid Mediana. Ajudant tècnic: Rafael Mir. Taller: Núria Alemany i Mariantònia Oliver. Fotografies: Javier Fernández, Carles Domènech i Mariantònia Oliver/Dansa València. Sala Carme Teatre, 14 i 15 d’abril.

Con una muy buena programación y asistencia de público se ha desarrollado Dansa València que, este año, nos ha permitido conocer una de las creaciones de la compañía de danza de Mariantònia Oliver: Las Muchas. Un espectáculo que se genera a raíz de una experiencia profesional de la coreógrafa con las mujeres mallorquinas de la edad de su madre, las mayores de 70 años. La generación a la que, cuando tuvo la edad de aprender, únicamente, se le enseñó que todo era pecado. Ahora, afortunadamente, el acceso a la educación de las mujeres mayores es imparable, en todos los ámbitos, porque se están promoviendo proyectos que incentivan el conocimiento y la socialización, como en este caso concreto, a través de la danza y de una propuesta coreográfica. Así es como esta compañía de Mallorca viene desarrollando, desde hace una década, diferentes propuestas de danza comunitaria y de inclusión social, tanto para los jóvenes en riesgo de exclusión como para las personas mayores que afrontan los años y la soledad. Proyectos que siempre surgen de un previo estudio del contexto sociocultural en el que se van a desarrollar.

En el 2012 se estrenó Las Muchas, con tanta expectación que es una coreografía en gira y con un gran éxito de público. La idea no es para menos ya que, como se lee en el programa de mano, se habla de fragilidad, de aquella que tiene que ver con la edad, con cuerpos que ya no pertenecen al corpus de lo social, que ya dejan de estar en el mercado oficial, pero que están más vivos que nunca y son, sobre todo, más libres: cuerpos que respiran, pesan, bailan, seducen, se mueven y se posicionan de otro modo.

Como espectadores, la primera sorpresa que recibimos es cómo se realiza la salida de la intérprete al escenario vacío. En silencio, con la mirada de tú a tú frente al público y sin acompañamiento de música. Ella sola ya nos está diciendo, con los gestos de su cuerpo, que se trata de interpretar el coraje de las mujeres que, aún con la edad, nos dan lecciones. Es un breve momento que nos permite recordar el poderío de las actrices que interpretaron las historias cotidianas de muchas mujeres, a la manera de Anna Magnani, por ejemplo. De inmediato, la música de Santiago Latorre Eclíptica irradia la coreografía de ritmos pendulares y antitéticos, de elevación y peso, como si se tratase del inexorable paso del tiempo que atrapa los sentidos. Y con un escenario vacío y sin nada que distraiga, la coreografía nos muestra, a modo de síntesis, cómo se transforma el cuerpo.

El giro en el espectáculo se produce cuando vemos el vídeo que nos aporta la presencia de las mujeres que iniciaron este proyecto. Aunque, eso sí, se sigue manteniendo la misma estética anterior de mantener el escenario vacío sin elementos que distraigan la atención. Solamente se cuenta con la presencia de una silla, con la que se logra crear la sensación de compartir conjuntamente el mismo espacio coreográfico. Existe diálogo escénico entre ellas y el público, a pesar de contar solamente con la presencia de Mariantònia Oliver. Y poco a poco, las distancias generacionales se van diluyendo gracias, sobre todo, al ritmo de las músicas elegidas para danzar, porque aquí bailar es crear una única voz, la colectiva e individual de las mujeres que se sienten con fuerza para exteriorizar la sensación de libertad.

Y de nuevo, la coreografía final del espectáculo sorprende porque sintetiza los estados emocionales de las historias anteriores. Ahora sí, con la presencia de todas ellas al mismo nivel en escena, y dispuestas a compartir la alegría de bailar. Sin duda, nos dan un ejemplo a seguir porque mientras se baila, la vida es divertida. Para contar con las mujeres voluntarias de esta coreografía final, la compañía realiza un taller gratuito dirigido a las mujeres que deseen acompañar a Mariantònia Oliver en el montaje.

En Valencia, como en las otras ciudades en las que se ha programado este espectáculo, se publicitó la realización del taller, en este caso, impartido por Núria Alemany y Mariantònia Oliver. Las participantes son amas de casa, maestras y una empresaria. Y no creamos que todas son de la ciudad ya que algunas se desplazaron desde Quart de Poblet, gracias a que la maestra del colegio las había animado a inscribirse. Conxa Gordó, Dolores Martínez, Julia Ballester, María Pilar Pérez, María Pina, Pepita Medina y Pepi Palmí bailaron junto a Mariantònia Oliver, con mucha ilusión y a sabiendas de que esa experiencia maravillosa la querían compartir, sobre todo, con los nietos.

Y la verdad es que nos transmitieron libertad, entusiasmo y deseo de aprender, porque la edad nunca es la limitación. Y si llega Las Muchas a su ciudad sepa que, si su edad se lo permite, es la oportunidad de sentirse ilusionada, ya sea en escena o en el patio de butacas.

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